JÜDISCHES MUSEUM, Visita
El Museo Judío se desarrolla a partir de dos recorridos. Por una parte, se encuentra la colección del museo pura y dura y, por otra, puedes recorrer los tres ejes que componen el edificio.
Los tres pasillos subterráneos repasan temas importantes de la historia hebrea. Este recorrido te conducirá a un viaje cultural, pero también íntimo, que pondrá en juego tu emotividad a través de un creciente sentimiento de inquietud generado por los volúmenes y las geometrías de las paredes.
El pasillo dedicado al Exilio desemboca en un jardín caracterizado por 49 columnas de cemento de las que sobresalen olivos silvestres, símbolo de esperanza.
El pasillo del Holocausto te acompaña al interior de una torre de 20 metros de alto: un espacio cerrado, frío y oscuro, con las paredes lisas para impedir trepar hasta la luz, expresa la desesperación de las víctimas del Holocausto.
El pasillo de la Continuidad ejerce de punto de unión entre pasado y presente y, a través de una empinada escalinata, te lleva al museo propiamente dicho.
La exposición sigue un desarrollo cronológico que empieza antes del año 1.000. Ilustra la historia de los judíos en tierra alemana hasta la actualidad. A través de este recorrido, puedes conocer la vida y la cultura hebreas gracias a vídeos, fotografías, cartas, obras de arte y objetos de uso cotidiano.
No te pierdas las instalaciones que se encuentran en los espacios subterráneos y en la planta baja del edificio central. En concreto, te recomiendo la Gallery of the missing, donde el artista Via Lewandowsky ha introducido objetos perdidos o destruidos de la cultura hebrea alemana dentro de esculturas de vidrio negro
En cambio, el artista Arnold Dreyblatt ha recogido en su obra Unsaid, «no dicho», una serie de cartas, noticias y diarios escritos antes de la deportación a los campos de concentración.
Curiosidad: sin duda, la instalación más evocadora se titula Shalekhet – Fallen Leaves («hojas caídas»). Es obra del artista israelí Menashe Kadishman y consiste en una alfombra de más de 10.000 discos metálicos que representan rostros que gritan. Eres libre de pisar estos rostros sin nombre. Pero, ¡cuidado! Cada paso hará vibrar las «hojas», lo que producirá unos sonidos que parecen gritos desgarradores.
Aquí termina nuestra visita al Museo Judío. MyWoWo te da las gracias y te cita en otra maravilla del mundo.