príncipe Alberto de Sajonia
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Idioma: español
El príncipe Alberto de Sajonia, también conocido como Alberto Casimiro de Sajonia-Teschen (1738-1822), fue un importante noble y mecenas del arte en el siglo XVIII. Nacido en Moritzburg, Sajonia, Alberto era hijo del elector Federico Augusto II de Sajonia y María Josefa de Austria. Su vida cambió significativamente en 1766 cuando se casó con la archiduquesa María Cristina de Austria, hija de la emperatriz María Teresa y Francisco I.
El matrimonio entre Alberto y María Cristina fue uno de los pocos dentro de la familia Habsburgo basado en un afecto mutuo sincero, en lugar de alianzas políticas. La pareja vivió en Viena, donde Alberto se convirtió en gobernador de los Países Bajos austríacos y más tarde del Ducado de Teschen.
María Cristina, nacida en 1742, era conocida por su inteligencia, encanto y amor por el arte y la cultura. Su prematura muerte en 1798 fue un duro golpe para Alberto, quien decidió honrarla encargando un monumento funerario al célebre escultor neoclásico Antonio Canova.
El Monumento funerario de María Cristina de Austria, ubicado en la Iglesia de los Agustinos en Viena, es considerado una de las obras maestras de Canova. El monumento, completado en 1805, es una conmovedora alegoría del dolor y la pérdida. Representa una pirámide de mármol con una puerta abierta, hacia la cual se dirige una procesión de figuras simbólicas, incluyendo la Virtud, la Caridad, la Esperanza y un joven con una antorcha apagada, simbolizando la muerte prematura.
En el centro de la composición hay un medallón con el retrato de María Cristina, que domina la escena como un recuerdo eterno de su belleza y virtudes. El monumento es un ejemplo extraordinario de la capacidad de Canova para combinar la perfección técnica con una profundidad emocional, haciendo tangible el dolor del príncipe Alberto por la pérdida de su amada esposa.
El príncipe Alberto pasó los últimos años de su vida dedicado a la colección de arte y a la promoción de las artes. Su colección, que incluía pinturas, esculturas y dibujos, se convirtió en la base del Albertina, uno de los museos de arte más importantes de Viena, que aún hoy lleva su nombre.