emperatriz María Teresa

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María Teresa de Austria (1717-1780) fue una de las soberanas más influyentes y formidables de la historia europea. Nacida en Viena el 13 de mayo de 1717, era la hija mayor del emperador Carlos VI y de Isabel Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel. En 1740, a la muerte de su padre, ascendió al trono de los Habsburgo, convirtiéndose en archiduquesa de Austria, reina de Hungría y de Bohemia, y soberana de una vasta parte de Europa Central.

Su ascenso al trono no estuvo exento de dificultades. Dado que Carlos VI no tenía hijos varones, tuvo que asegurar la sucesión de María Teresa a través de la Pragmática Sanción, un edicto que permitía a las mujeres heredar los dominios de los Habsburgo. Sin embargo, su sucesión fue impugnada, lo que llevó a la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748). A pesar de los numerosos desafíos militares y diplomáticos, María Teresa logró mantener la mayor parte de sus dominios y consolidar el poder de los Habsburgo.

María Teresa fue una reformadora ilustrada que trabajó incansablemente para modernizar y centralizar su imperio. Introdujo un sistema burocrático más eficiente y centralizado, reduciendo el poder de la nobleza local y aumentando el control estatal. Implementó un sistema fiscal más justo y moderno, asegurando que todas las clases sociales contribuyeran a las finanzas estatales. Promovió la educación pública y obligatoria, fundando numerosas escuelas e institutos de formación profesional para mejorar la alfabetización y las habilidades de la población. Modernizó el sistema sanitario, introduciendo nuevas medidas higiénicas y fundando hospitales, mejorando así la salud pública. Reorganizó el sistema judicial, aboliendo la tortura y promoviendo la codificación de las leyes.

María Teresa se casó con Francisco I de Lorena en 1736, y su matrimonio fue uno de los más felices y productivos de la época. La pareja tuvo dieciséis hijos, muchos de los cuales desempeñaron un papel significativo en la política europea, incluyendo al emperador José II, Leopoldo II y María Antonieta, reina de Francia.

La emperatriz era una ferviente católica y utilizó su fe para promover la moralidad y la unidad religiosa en sus dominios. Sin embargo, también fue pragmática y trabajó para limitar la influencia del clero en la política y la economía.

María Teresa murió el 29 de noviembre de 1780 en Viena, dejando un legado duradero como una de las mayores soberanas reformadoras de la historia. Bajo su liderazgo, el Imperio de los Habsburgo se transformó en una potencia centralizada y moderna, preparándose para los desafíos del mundo moderno. Su figura sigue siendo celebrada hoy en día como un símbolo de determinación, inteligencia y liderazgo ilustrado.

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