SCHONBRUNN, Parque Visita
La belleza del extenso parque de Schönbrunn es anunciada por los frescos de las llamadas Salas Bergl, situadas en la planta baja del palacio, cuyos exóticos motivos vegetales, obra del pintor bohemio del mismo nombre, parecen fundirse ingeniosamente con la naturaleza del jardín adyacente, caracterizado por las flores y plantas multicolores que rodean los llamativos elementos arquitectónicos dispersos por todo el recinto.
Entre estos últimos, de espaldas al palacio, se puede contemplar el Gran Parterre central, con parterres diseñados en estilo simétrico y geométrico, flanqueados por cuidados setos precedidos por estatuas de personajes históricos y mitológicos.
A continuación, se encuentra la Fuente de Neptuno, dominada por el dios del mar, de pie sobre un carruaje en forma de concha, rodeado de ninfas y tritones; por último, por encima de todo y de todos, se ve la imperiosa Glorieta.
Incluso desde lejos, impresiona la majestuosidad de este edificio neoclásico con su cuerpo central en forma de arco de triunfo, con alas laterales arqueadas, todo ello dominado por un águila imperial central que descansa sobre un globo terráqueo. El conjunto, situado en un promontorio, da realmente sensación de poder. Si decides subir a la terraza-mirador de la azotea, podrás contemplar las preciosas vistas del complejo de Schönbrunn.
Sin embargo, son muchas las sorpresas que esconde este jardín barroco de estilo francés, abierto al público a finales del siglo XVIII por orden del emperador José II.
Entre ellas, no te pierdas la romántica reproducción de las Ruinas Romanas, con un estanque interior cerrado por paredes laterales, donde se reflejan bustos y esculturas clásicas.
A pocos pasos se encuentra la pintoresca Fuente del Obelisco, en cuyo montículo en forma de cueva descansan los dioses del río, y la Schöner Brunnen, la preciosa fuente cubierta por un pabellón ocupado por la grácil estatua de la ninfa Egeria, que dio nombre a este castillo de cuento.
Curiosidad: en este gran parque no podía faltar un laberinto, ¡y hay dos! Se ha añadido uno nuevo al original, reconstruido a finales de la década de 1990, en el que, además de juegos mentales y de habilidad, también encontrarás un sorprendente caleidoscopio gigante. ¿Qué puedo decir? ¡El lugar perfecto para perderse!