TEMPLO DEL CIELO, Altar Del Cielo Segunda Parte
Las 24 puertas llamadas Lingxing, dispuestas alrededor de los dos muros circulares que rodean el Altar del Cielo, como se puede ver, están formadas por tres entradas diferentes. Curiosamente, la central, que es la más grande, estaba destinada al propio Cielo y no al emperador, que en cambio pasaba por debajo de la que es un poco más pequeña, mientras que los acompañantes y monjes usaban la tercera, aún más pequeña.
Al salir de los dos muros circulares, si sigues por la izquierda con respecto a la entrada principal, verás un pequeño edificio de ladrillos verdes con tres escaleras de nueve peldaños cada una, colocadas en tres lados y con la parte frontal circular abierta. Se trata de una estufa de leña cuya abertura se utilizaba para meter la leña. En la parte superior se colocaba un ternero, lavado y afeitado, que se incineraba con ramitas de pino y cañas, como sacrificio al Cielo.
Todo lo que se usaba para la ceremonia, incluyendo rollos de seda, pinturas ceremoniales y otras ofrendas rituales, también se quemaban en la estufa para que el humo llegara al Cielo, al que estaba destinada la celebración.
El pequeño tanque circular que se ve a la izquierda se utilizaba para poner la piel, la cola y la sangre de los animales sacrificados.
Cerca de la gran estufa de leña, encontrarás ocho pequeños braseros de hierro que utilizaron los primeros ocho emperadores de la dinastía Qing.
Continuando con la visita de este espléndido complejo, te encontrarás con otro grupo de edificios que merece la pena visitar: Son las cocinas, y están formadas por la Cocina Divina, el Almacén Divino y el Pabellón de los Carniceros. En la cocina se prepararon más de 30 tipos de ofrendas, desde cereales, ganado y vinos hasta objetos de jade y seda. El Almacén Divino era el lugar utilizado para guardar las ofrendas.
Curiosidad: cerca del Altar Circular habrás visto un poste de 29 metros de altura. Se usaba para colgar una linterna cilíndrica de bambú, usando una polea para subirla y bajarla. En la época había tres postes, pero se destruyeron los otros dos. Subir y apagar la linterna señalaba el comienzo y el final de las ceremonias fuera del templo.