BILL BAGGS PARK, Bill Baggsbill Baggs Park Park
Hola, soy Juanma, tu guía personal, y junto a MyWoWo te damos la bienvenida a una de las maravillas del mundo: el Bill Baggs Cape Florida State Park.
El Bill Baggs Cape Florida State Park es la extensión meridional de Cayo Vizcaíno, también bautizado como Cabo de Florida por el famoso explorador y conquistador español Juan Ponce de León.
Este parque abarca una superficie de más de dos kilómetros cuadrados, caracterizada por su fauna tropical compuesta en su mayor parte por manglares, y atravesada por senderos de arena y pasarelas de madera.
La oferta de actividades es muy variada. Si te gusta caminar, te recomiendo el sendero natural que se adentra en la maleza, entre el boscaje y riberas de arena. El itinerario no dura más de treinta minutos. Si lo prefieres, también puedes recorrerlo en bicicleta.
En cambio, si lo que te gusta de verdad es el mar, puedes disfrutar de un par de horas o de un día de relax en la playa. Tiene más de dos kilómetros de largo y es un destino muy popular para habitantes y turistas. Cerca de la playa, hay algunos pabellones cubiertos donde podrás disfrutar de un pícnic o una barbacoa.
En el extremo meridional del parque destaca un magnífico faro. Se construyó en 1845, en el lugar que antes ocupaba una estructura que se destruyó durante la Segunda Guerra Seminola, acaecida entre 1835 y 1842. Por si no lo sabías, el término «seminola» alude a un conjunto de etnias de indígenas americanos que se rebelaron contra el gobierno de los Estados Unidos, el cual pretendía llevarlos por la fuerza a las reservas del oeste. De hecho, uno de los primeros acontecimientos del conflicto fue precisamente el asedio y destrucción del faro por parte de los seminolas, que incluso mataron a uno de los dos guardianes. Por tanto, el faro de ladrillo que tienes delante es una reconstrucción de la estructura preexistente. A pesar de todo, el faro es el edificio más antiguo de Florida.
Me despido con una curiosidad: aunque las aguas que bañan las orillas del parque parezcan tranquilas, esconden numerosos peligros, entre ellos bajíos, desniveles e impetuosas corrientes; tanto es así que nadie sabe cuántos barcos yacen en el fondo.