NEW WORLD TRADE CENTER, One World Trade Center Visita
Tras haber cruzado el umbral del One Trade Center junto con el resto de la multitud, serás prácticamente arrastrado hasta uno de los cinco ascensores que, en menos de un minuto, te llevarán al One World Observatory, el impresionante punto de observación de este elegante rascacielos que se distribuye entre las plantas 100 y 102.
Después de una bienvenida en diez idiomas y de visitar los cimientos de la ciudad, las historias de las víctimas y de todos los que han contribuido a la construcción de este emblemático edificio te acompañarán a lo largo de un lúgubre pasillo. Por suerte, después de este oscuro recorrido que, metafóricamente, parece recordar las tinieblas en las que se sumía la ciudad, verás por fin la luz, o mejor dicho, las luces y sonidos. Me refiero a los que te envolverán dentro de una mágica cabina que, mientras te lleva a la cima, te permite viajar en el tiempo y recorrer los más de 500 años de historia de Nueva York, pasando de las imágenes de la naturaleza virgen de la isla de Manhattan al runrún ensordecedor de la metrópolis del 2000. Al final del «viaje», una vez llegado a la planta 102 casi sin darte cuenta, te encontrarás con el See Forever Theater, un original teatro donde el sueño y la realidad de la Gran Manzana se mezclan en todo su esplendor.
Pero las sorpresas no acaban aquí.
Después del breve espectáculo, a más de medio kilómetro de distancia del suelo, y si el tiempo lo permite, podrás admirar a 360° la belleza vertical de Nueva York y, si no sufres de vértigo, también podrás observar todo lo que ocurre bajo tus pies a través de una fascinante y estratégica plataforma circular transparente suspendida en el cielo: el sky portal.
Además, si te gusta cenar con la «cabeza en las nubes», siempre puedes reservar una mesa en el romántico a la par que caro restaurante de la planta 101 o, como alternativa, puedes concederte un café rápido o un extravagante cóctel en los otros dos locales que se encuentran en esta misma planta.
Curiosidad: si prestas atención durante la escenográfica subida, podrás ver, entre las diferentes imágenes que pasan por la pared de la cabina, las inconfundibles fachadas estriadas de una de las dos Torres Gemelas, que aparecen y desaparecen como fantasmas en los breves cuatro segundos en los que se pasa del año de su construcción al de su trágica desaparición.