MADELEINE, Iglesia Exterior
Mientras avanzas por la escalera que conduce a la entrada de la iglesia de la Madeleine, que domina la plaza, te contaré su rocambolesca historia.
Según el proyecto original, que data de mediados del siglo XVIII, La Madeleine debería haber sido una iglesia parroquial tardobarroca de forma rectangular, cubierta por una cúpula; pero tras la muerte del arquitecto, uno de sus alumnos alteró la idea original, proponiendo un modelo completamente nuevo. Sin embargo, durante la Revolución, así como en el periodo del Consulado, los trabajos quedaron suspendidos durante largo tiempo, y el destino del edificio resultaba incierto: no se sabía si convertirlo en la sede de la Bolsa o de la Biblioteca Nacional. Finalmente, en 1806, Napoleón decidió que se convertiría en un templo laico, dedicado a la Gloria del Gran Ejército.
Aprobado el proyecto del arquitecto Vignon, todo lo que se había construido hasta entonces fue demolido, y comenzó la obra del nuevo edificio, claramente inspirado en el modelo clásico de los templos griegos y romanos. Pero luego, unos años más tarde, después de la desastrosa campaña de Rusia, el emperador cambió de idea y decidió que el edificio volvería a ser una iglesia, dedicada a María Magdalena.
¿Sería la decisión definitiva? No: incluso después de la Restauración y hasta la llegada al poder de Luis Felipe, la obra se detuvo varias veces, y la Madeleine estuvo a punto de convertirse ¡en una estación de tren o incluso en sede del Parlamento! No fue hasta 1845 cuando finalmente se completaron los trabajos, y la Madeleine pudo ser consagrada por el obispo de París.
Ahora ya habrás llegado al peristilo, es decir, la columnata que rodea la iglesia, donde puedes admirar treinta y dos estatuas de santos en otras tantas hornacinas excavadas en las paredes exteriores. Antes de entrar, mira la vista que se extiende detrás de ti en dirección a la place de la Concorde: el obelisco de Luxor se te presenta en todo su esplendor, y más allá del Sena la panorámica termina con la fachada del Palais Bourbon.
CURIOSIDAD: en la fachada de la Madeleine, mira con atención el altorrelieve del frontón, que representa el Juicio Final. No te lo vas a creer, ¡pero esta obra causó un escándalo! De hecho, entre las diversas esculturas cerca de la de Cristo, que ocupa el centro, puedes ver una María Magdalena arrodillada que, en la época, se llegó a considerar "indecente", debido a su expresión acalorada y la ropa demasiado escasa.