MUSÉE ORSAY, Seurat El Circo_Sala 37
Para apreciar plenamente esta obra llamada El Circo, primero hay que conocer a su autor.
Seurat supuso una auténtica revolución en el mundo del arte al dar origen al Neoimpresionismo o Impresionismo científico, que se basa en estudios como los realizados por el químico Michel-Eugène Chevreul en el campo de la cromática. A partir de sus descubrimientos, el artista creó la técnica pictórica conocida hoy como puntillismo o divisionismo, en la que se yuxtaponen colores puros sobre el lienzo, sin mezclarlos, aplicándolos en forma de pequeños puntos o trazos que el ojo del observador recompone y mezcla para crear colores diferentes de los realmente aplicados. Otro estudioso que influyó en la técnica de Seurat fue Charles Henry, quien sostenía que las líneas y los colores estaban estrechamente vinculados a las emociones que despertaban en los observadores: por ejemplo, las líneas ascendentes transmiten alegría, las descendentes tristeza, los colores cálidos dinamismo, los fríos inercia.
Ahora, mirando el cuadro, se pueden ver los elementos que he mencionado, en primer lugar, el puntillismo. Observa, por ejemplo, cómo los contornos de las figuras se obtienen mediante el engrosamiento de los puntos azules que contornean todo y que también se han utilizado para crear el marco del cuadro. Este color oscuro, en marcado contraste con los colores más llamativos del lienzo, acentúa los tonos cálidos, que transmiten una sensación alegre.
Contempla cómo la escena está dividida en dos sectores distintos: la pista de circo, con muchos elementos ascendentes, como los brazos de la acróbata sobre el caballo o el pelo del payaso, para dar dinamismo a la escena, y las gradas, donde predominan las líneas verticales y horizontales, para subrayar el carácter estático del público.
El circo, junto con otros dos lienzos, La parada del circo y Le Chahut, formaba parte de una serie de cuadros de Seurat dedicados al entretenimiento popular en el París de la época, pero si te fijas bien en la franja superior izquierda de esta obra, verás que no retrataba un mundo idílico, sino el real, también hecho de divisiones entre clases sociales. En las gradas más alejadas de la pista, de hecho, estaban los menos pudientes, los que no podían permitirse las entradas más caras.
Curiosidad: por bonita que sea, desgraciadamente esta obra quedó inacabada porque Seurat murió repentinamente con solo 31 años, probablemente de difteria, seguido unos días más tarde por su hijo.