ACRÓPOLIS, Erecteón

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español Idioma: español


El santuario llamado Erecteón está consagrado a Atenea Polias, que significa «protectora de la ciudad», y se eleva en el lugar que antes ocupaba otro templo dedicado a la diosa. El mito narra que aquí tuvo lugar la lucha entre Atenea y Poseidón, el terrible dios del mar, para establecer quién habría dominado en el Ática. El nombre podría derivar del sobrenombre de Poseidón, llamado Erecteo, «el que sacude», pero la etimología no es segura.

Te darás cuenta fácilmente de lo diferente que es del Partenón a pesar de que se construyó pocos años más tarde, entre el 421 y 406 antes de Cristo, siempre bajo la supervisión de Fidias, que también esculpió las estatuas.

No importa desde donde lo mires; a diferencia del Partenón, no es simétrico. Su curiosa forma se debe a que aúna en un solo edificio diferentes cultos, cada uno con su espacio independiente.

Si comparas sus columnas con las del Partenón, verás que son más esbeltas y elegantes. De hecho, son de estilo jónico, un orden arquitectónico más elegante que el dórico del Partenón: las columnas tienen basa, el fuste no se estrecha y los capiteles tienen volutas a los extremos. Puedes pensar en el dórico como un estilo masculino y en el jónico como uno femenino.

La mayor diferencia son las seis estatuas que sostienen el techo. Es la famosa Tribuna de las Cariátides. Las conocidísimas figuras femeninas sustituyen las columnas para hacer que la estructura sea aún más elegante. Sin embargo, las Cariátides que ves aquí son copias, aunque idénticas a las originales. Estas se trasladaron hace 40 años al Museo de la Acrópolis para protegerlas de la contaminación atmosférica que, después de 2.400 años, las estaba estropeando.

El pórtico que ves en el lado opuesto servía para proteger una fuente de agua salada, de la que Poseidón habría hecho manar un caballo, como regalo para los griegos. A la izquierda de la logia hay un olivo: el que ves ahora se ha plantado recientemente, pero se dice que el orignal fue un regalo de Atenea a los atenienses, para que aprendieran a cultivar la oliva.

 

Curiosidad: al lado del olivo vivía la serpiente sagrada, símbolo de Atenea, a la que los sacerdotes alimentaban con tortas de miel. Aquí también fue sepultado el mítico rey Cécrope, mitad hombre mitad serpiente.

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