MUSEO ARQUEOLÓGICO, Máscara De Agamenón Sala 04
La Máscara de Agamenón es uno de los tesoros del museo y uno de sus símbolos más queridos. Su belleza y la historia de su descubrimiento forman parte del mito de la propia Grecia.
La descubrió el alemán Heinrich Schliemann, un hombre profundamente apasionado de los poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea, que narran las historias de los dioses y héroes más conocidos de toda la cultura occidental, obsesionado por encontrar las pistas que demostraran que estas obras aludían a historias reales.
En 1876, Schliemann estaba excavando la ciudad de Micenas, en el Peloponeso, que alcanzó su época de máximo esplendor entre los siglos XVIII y XIII a. C. En algunas tumbas cercanas al palacio real descubrió un verdadero tesoro. El rostro de un difunto estaba cubierto con una máscara de oro, mientras que sobre el cuerpo tenía telas ricamente decoradas con rosetas en papel de oro, rodeadas de otros objetos espléndidos. En total, había 14 kilos de oro y numerosos objetos de marfil y cerámica, no menos espectaculares e importantes.
La Máscara de Agamenón, el más famoso de estos objetos, está trabajada desde la parte posterior. Los detalles del bigote, barba y cejas realzan la superficie lisa, lo que confiere al «retrato» una expresión de severa soberanía. Schliemann, emocionado por la idea de haber encontrado a los héroes de la Ilíada, afirmó haber encontrado la tumba del rey Agamenón, uno de los principales protagonistas del poema, que habría vivido en torno al siglo XIII a. C. Sin embargo, estudios posteriores han demostrado que la máscara es tres siglos anterior.
Curiosidad: Schliemann era un aventurero y un hombre sin escrúpulos. No todo el mundo sabe que los ingentes fondos que usó para buscar los tesoros de sus sueños provenían, en parte, de fuentes ilícitas. En 1850 viajó a Estados Unidos para prestar dinero a los investigadores que participaban en la famosa fiebre del oro, pero después de enriquecerse, fue juzgado por fraude y tuvo que abandonar el país. También hay algunos estudiosos que piensan que algunas de las piezas que afirmó haber encontrado en Troya y Micenas podrían haber sido falsificadas a propósito. Incluso el bigote hacia arriba de la máscara de Agamenón, típico de la moda alemana del siglo XIX, hizo pensar inicialmente que pudiera haber sido realizada en ese momento.