MUSEO ARQUEOLÓGICO, Relieve Funerario Sala 16
El precioso relieve funerario de Salamina se realizó alrededor del año 430 a. C. Los griegos sentían profundamente el culto por sus difuntos y representaron el momento de la despedida con imágenes extremadamente conmovedoras.
Por desgracia, el relieve está fragmentado, pero vale la pena detenerse a observarlo.
El difunto es un joven con un hermoso rostro idealizado y se encuentra de pie, con el torso desnudo. En la mano izquierda, a un lado, sostiene un pajarito, mientras levanta su mano derecha hacia una jaula, tocando con el codo un gato que por desgracia no conserva la cabeza. Quizás el joven, que amaba al pajarito, quiso sacarlo de la jaula, donde el gato se lo habría comido. Debajo del gato se puede ver a un hermoso niño, un pequeño siervo del joven, que parece abandonarse sin energía, oprimido por la tristeza. La mirada del joven se dirige hacia lugares invisibles para los vivos, lejos de la vida que palpita a su alrededor pero que ya no le pertenece, como el pajarito que estrecha entre sus dedos.
Observa el silencio que transmite el conjunto: la forma delicada de los cuerpos, la vibrante elegancia de la túnica y la presencia del pequeño esclavo y de los animales domésticos asumen el valor de símbolos de un orden impenetrable y mudo del destino humano.
El relieve es, sin duda, obra de un gran maestro, tal vez uno de los que trabajó en el friso del Partenón bajo la dirección de Fidias. Algunos estudiosos piensan que pueda tratarse de Agorácrito, uno de los mejores discípulos de Fidias.
En esta sala se encuentran las estelas funerarias más conmovedoras, es decir, las placas de mármol que representan el momento de la despedida del difunto; encontrarás más en las siguientes salas.
A diferencia de las más antiguas, altas y estrechas con un solo personaje, las estelas funerarias de la época clásica, la del gran escultor Fidias, son más anchas, a veces incluso con forma de pequeño templo, y albergan más figuras, entre las cuales se establece un diálogo silencioso e intenso, desarrollando el nuevo lenguaje que Fidias inauguró en la Acrópolis.
Curiosidad: como has visto, la relación de los griegos con sus mascotas era muy estrecha. Si observas las diferentes estelas encontrarás numerosos y conmovedores ejemplos. Una de las más curiosas es la de Orcómeno ofreciéndole un saltamontes a su perro.