CAPILLA COLLEONI, Interior
Es imposible que te equivoques al identificar a Bartolomeo Colleoni en el interior de la capilla: es el caballero realizado en madera dorada, con la vestimenta de desfile, el gran gorro y el bastón de mando. Su estatua ecuestre domina, en posición de honor, en el centro del monumento funerario compuesto por dos sarcófagos superpuestos.
Una vez más, la voluntad alabadora supera el sentimiento religioso: la luz que entra del rosetón ilumina la estatua, mientras que el altar de la capilla está confinado en un ambiente más oscuro, a la derecha. El sarcófago inferior, el más grande, lo ocupa el condotiero, mientras que en el superior se encuentra su mujer, Tisbe. Las esculturas que los adornan son obras maestras de Giovanni Antonio Amadeo.
En uno de los relieves que cuentan la historia de Jesús, más concretamente en el de la flagelación, puedes reconocer de nuevo a Bartolomeo Colleoni, sentado sobre un yelmo y sosteniendo una antorcha.
En la pared de la izquierda verás otra tumba, más modesta pero de gran delicadeza. Las cortinas de mármol, recogidas a los lados, revelan a una hermosa niña, serena en la rigidez del eterno reposo. Se trata de Medea, la hija de Colleoni, que murió con 15 años y que Amadeo retrató con gran sensibilidad.
Los frescos que ves en la base de la cúpula pertenecen al célebre pintor veneciano Giambattista Tiepolo, uno de los artistas más importantes de la época. Los realizó en el siglo XVIII, cuando la capilla fue objeto de una serie de reformas. La estructura renacentista quedó cancelada por los colores ligeros y luminosos de estilo rococó, que transformaron el espacio en una multiplicidad de formas y luces. Aquí, hasta los episodios más dramáticos, como la Decapitación de San Juan Bautista, se convierten en teatro: observa el gracioso perrito que intenta llamar la atención de la distraída Salomé.
La glorificación del Capitán continúa con el cuadro llamado Josué parando el sol, del boloñés Crespi, que alude a las virtudes militares, casi sobrenaturales, de Colleoni, comparándolo con el mítico condotiero bíblico.
Curiosidad: a pesar de las numerosas investigaciones que se habían realizado, los restos de Colleoni jamás se encontraron en la capilla hasta que, en 1969, se encontraron en un nuevo reconocimiento. ¿Sabes dónde? ¡Donde tenían que estar! En el sarcófago inferior, astutamente escondidos en un doble fondo.
Aquí termina nuestra visita a la capilla Colleoni. MyWoWo te da las gracias y te cita en otra maravilla del mundo.