SAN MARCOS, Museo - Celdas

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Cerca del Refectorio Pequeño, una bella escalera del siglo XV te conduce a la planta superior del convento, donde, con una solución inusual y muy efectista, Michelozzo organizó las celdas de los frailes numeradas del uno al treinta y nueve, conectadas por largos pasillos que recorren tres lados del claustro. Comienza así un itinerario fascinante, gracias a la presencia de los frescos de Beato Angelico en cada una de las celdas y a lo largo de los pasillos. Una secuencia de escenas de pura belleza, ejecutadas poco antes de la mitad del siglo XV, en parte de su propia mano y en parte realizadas por discípulos según dibujos del maestro.

En la parte superior de la escalera te espera de repente una obra maestra: la gran Anunciación, ambientada en un pórtico renacentista, con características arquitectónicas similares a las del propio convento. Comprenderás enseguida que el encanto de los frescos también reside en su perfecta coherencia con el edificio en el que se encuentran, así como en la forma en que están iluminados y colocados a lo largo del recorrido. Lo podrás confirmar con la maravillosa Virgen de las sombras, pintada en un pasillo: los capiteles del fondo de la escena proyectan sombras que se corresponden con el modo en el que la luz entra a través de las ventanas.

A la izquierda de la Anunciación se abre el primer corredor. Las nueve celdas de la izquierda albergan una extraordinaria serie de escenas inspiradas en el Evangelio, todas de la mano de Beato Angelico. Te las recomiendo encarecidamente, ¡son a cuál más bella!

Para la ejecución de los frescos del segundo corredor, el maestro se sirvió de la colaboración de algunos discípulos. En las celdas reservadas a los novicios, con vistas al claustro, recurre al tema de Santo Domingo al pie de la cruz de Cristo....

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