SANTA CROCE, Giotto

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Si deseas contemplar una revisión exhaustiva de la pintura florentina del siglo XIV te bastará con visitar las capillas que están al fondo de la basílica, que conservan frescos, retablos y esculturas funerarias de enorme calidad, gracias al mecenazgo, pero también a la rivalidad entre las grandes familias de la ciudad, que querían poseer siempre las obras más bellas.

Te sugiero que comiences por los frescos de la bóveda central, detrás del altar mayor, que representan las complicadas y legendarias historias de la madera de la cruz de Cristo, a la que está dedicada la basílica.

Aunque la conservación de los frescos no es perfecta, no puedes dejar de ver también la capilla Bardi y la capilla Peruzzi, que eran dos familias de ricos banqueros del siglo XIV. En ambas puedes sumergirte en los maravillosos frescos de Giotto, artista fundamental para el desarrollo del arte italiano y europeo a principios del siglo XIV.

En un clima de religiosidad franciscana, que invitaba a vivir con sencillez, amando la naturaleza e imaginando las escenas de la vida de Jesús y los santos como si ocurriesen en el presente, Giotto abandona la tradición medieval y pinta figuras, edificios y escenas que reflejan directamente la realidad de su tiempo. Los frescos de Santa Croce han sido un modelo fundamental para la historia de la pintura florentina, y los máximos artistas toscanos, como Masaccio y Miguel Ángel, practicaron copiándolos, fascinados por la poderosa corporeidad de los personajes....

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