BRERA, Bellini - Predicación De San Marcos
Te encuentras ahora en una de las mayores salas de la Pinacoteca de Brera, en la que campea como una escenografía la Predicación de San Marcos en Alejandría. Una escenografía realmente fascinante: más de 26 metros cuadrados de lienzo pintado, el cuadro más grande del museo, y sin duda uno de los más concurridos y teatrales.
La pintura fue encargada a Gentile Bellini, uno de los pintores venecianos más importantes del siglo XV, que se había especializado en este género de grandes escenas narrativas. La obra estaba destinada al salón de la Escuela Grande de San Marcos de Venecia, pero quedó inacabada a la muerte del artista, en 1507. Fue su hermano Giovanni, que en ese momento tenía más de setenta años y era el pintor oficial de la República de Venecia, quien la retomó y la llevó a término.
La escena representa una predicación de San Marcos, patrón y protector de Venecia, en Alejandría, Egipto. Gentile Bellini nunca había estado en Alejandría, así que se inventa una fantasía, en la que la arquitectura veneciana se mezcla con elementos orientales, como las torres o los obeliscos. No tardarás en observar, a pesar de los detalles exóticos, que la plaza donde tiene lugar la escena es muy similar a la plaza de San Marcos de Venecia.
El santo está subido a un podio y está predicando a la multitud, en el centro de la cual destaca el grupo de mujeres árabes con velo blanco. Los dignatarios orientales están representados con gran respeto, y tal vez no sea algo casual, si piensas que Venecia mantenía delicadas relaciones comerciales con Oriente.
Este enorme cuadro es una mina de detalles: puedes divertirte buscando los animales exóticos, como una jirafa y dos camellos, pero también tratando de identificar, en la multitud de personajes, a la derecha, a un señor que en realidad viviría más de mil años después de San Marcos: se trata de Dante Alighieri, el más grande poeta italiano.
CURIOSIDAD: este cuadro es lo que se denomina un "telero". Los "teleri" eran típicos de Venecia y se utilizaban para reemplazar a los frescos. De hecho, en las paredes de la ciudad hay tanta humedad que los colores de los frescos se estropeaban muy pronto, de ahí que se cubrieran con los "teleri".