CATEDRAL, Vuelta Exterior
Para ver la Catedral, te sugiero que no hagas como todo el mundo: en vez de desde la fachada, desde atrás. La construcción de la iglesia comenzó a partir de ahí.
Inmediatamente te llamarán la atención las extraordinarias decoraciones y las estatuas monumentales. Es una mezcla continua de arquitectura y escultura: si te quedas atónito ante las enormes estatuas que sostienen animales extraños y monstruosos (llamadas gárgolas) considera que, además de una función decorativa, también tienen una función práctica: de hecho, son canalones y sirven para drenar el agua de lluvia. Cuando hay lluvias violentas (¡y en Milán sucede a menudo!) transforman la Catedral en una fantástica fuente.
Sigue caminando por el exterior de la Catedral y observarás el número y el tamaño inusual de las ventanas, todas cerradas por vidrieras pintadas y multicolores, algo bastante inusual para una iglesia italiana. El centro de la iglesia fue realizado a finales del siglo XV y en él trabajaron muchos célebres arquitectos, entre ellos incluso el gran Leonardo da Vinci. La altura es increíble: piensa que la bóveda, en el interior, ¡alcanza los 69 metros!
No te lo vas a creer, pero la construcción de la Catedral ¡duró más de 500 años! Siglo tras siglo, se continuó modificando una parte, añadiendo otra, y así sucesivamente... incluso hay un dicho milanés que dice "lento como la Fábrica del Duomo" para hablar de algo que nunca termina. Piensa que sólo para terminar las cinco naves, las portadas y la parte baja de la fachada ¡se necesitaron doscientos años! Si bien la estructura arquitectónica ha seguido siendo la originaria, el estilo de las estatuas ha cambiado a lo largo de los siglos, comenzando por el gótico hasta llegar al arte contemporáneo. La fachada no se completó hasta finales del siglo XIX, pero en la práctica los trabajos nunca se han interrumpido.
CURIOSIDAD: notarás que en la fachada de la Catedral hay 5 puertas, mientras que sólo hay una puerta lateral. Fue San Carlos Borromeo el que hizo tapiar la puerta del lado opuesto, al darse cuenta de que muchos milaneses utilizaban la Catedral no por razones religiosas sino simplemente para... ¡pasar más rápidamente de un lado a otro de la plaza!