LA SCALA, Introducción
Hola, soy Joel, tu guía personal, y junto con MyWoWo, te damos la bienvenida a una de las maravillas del mundo.
Hoy te acompañaré en la visita a La Scala.
El Teatro de La Scala es el teatro más importante de Italia y ¡uno de los más prestigiosos del mundo!
Antes de comenzar, te recomiendo que vayas al centro de la plaza, cerca del monumento a Leonardo. Desde este punto de observación ideal, puedes admirar el teatro que representa el punto culminante de la cultura en Milán: el Teatro de La Scala, el templo de la ópera lírica, un lugar de fama mundial. Este sobrio edificio neoclásico fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII por el arquitecto Giuseppe Piermarini (el mismo a quien se debe la portada del palacio de Brera), y se llama "de La Scala" porque anteriormente había en su lugar una iglesia dedicada a Santa María de La Scala. Naturalmente es uno de los símbolos de la ciudad: la inauguración de la temporada lírica, cada 7 de diciembre, es un evento que convoca a muchísimas personas, y no sólo por la algarabía del "estreno": si por casualidad te encuentras en Milán en torno a esta fecha, debes saber que también puedes disfrutar de la representación sin pagar la entrada, viéndola en directo en pantallas gigantes en diferentes zonas del centro y la periferia.
La fachada está precedida por un pórtico que en su momento permitía que quien llegase en carroza pudiera entrar al teatro a cubierto. En el vértice superior, de forma triangular, como el de un antiguo templo, se puede ver un relieve que representa el carro de Apolo, el antiguo dios griego del arte y la música.
En el edificio porticado situado junto al teatro tiene su sede uno de los restaurantes más populares de Milán, el "Marchesino". Aquí podrás hacer feliz a tu paladar con las exquisiteces de Gualtiero Marchesi, seguramente el chef italiano más famoso del mundo.
CURIOSIDAD: en los años de protestas, cada 7 de diciembre, es decir, en el estreno que inauguraba la temporada lírica, decenas de estudiantes se daban cita en los alrededores para tirar huevos a las señoras que iban al teatro con vestidos de gran gala. ¡Ninguna de ellas se volvía a atrever a venir a pie!