SANTA MARÍA DELLE GRAZIE - EL CENÁCULO, El Cenáculo - La Técnica

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Ten cuidado de no caer en un error muy frecuente: aunque esté pintada en una pared, la Última Cena de Leonardo da Vinci NO es un fresco, y esto explica por qué es tan difícil de conservar y restaurar, y por qué es necesario vigilar continuamente las condiciones climáticas del ambiente, evitando el polvo y controlando la humedad de la pared.

La tradicional técnica de la pintura con frescos tiene la ventaja de conservar durante largo tiempo las pinturas murales, pero obliga al artista a extender con rapidez el color sobre una fina capa de yeso todavía húmedo (al fresco, de hecho), antes de que se seque. Leonardo, que fue el espíritu más libre e independiente del Renacimiento, no podía tolerar límites ni restricciones, y no era persona como para adaptarse a los tiempos de secado de la cal. Podía pasar jornadas enteras sin siquiera poner un pie en el lugar de trabajo, y de repente, pintar durante horas y horas sin detenerse en ningún momento, con una energía y una concentración extraordinarias.

Por ello, Leonardo decidió pintar la Última Cena utilizando una innovadora técnica de fijación del color sobre la pared. Quería poder trabajar en el andamio delle Grazie como si estuviera sentado cómodamente frente a un caballete, con colores al temple, modificándolo continuamente....

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