PALACIO REAL DE CASERTA, Introducción A La Biblioteca Palatina
La reina María Carolina de Habsburgo, como ya he mencionado, fue una mujer de gran cultura, que abrazó las ideologías de la Ilustración y siempre trató de rodearse de artistas y literatos.
Mandó construir una espléndida biblioteca en el Palacio Real de Caserta, que con el tiempo se fue enriqueciendo con preciosos volúmenes, hasta alcanzar unos 14000, la mitad de los cuales fueron adquiridos durante el reinado de María Carolina.
Hay obras de literatura, textos sobre matemáticas, ciencia, derecho, arte y varios libretos de óperas, ballets y música, muchos de ellos relacionados con espectáculos escenificados en los mejores teatros del reino, lo que atestigua el gran interés que la realeza tenía por el teatro.
La Biblioteca Palatina consta de dos antecámaras para la lectura y tres salas para la consulta de obras. En la primera y la tercera de estas salas, aún se puede admirar el mobiliario original del siglo XVIII, con preciosas estanterías de caoba. En la primera sala también se pueden ver jarrones de estilo etrusco, inspirados en los encontrados en las excavaciones arqueológicas ordenadas por los Borbones en Pompeya y Herculano, mientras que en la tercera sala se encuentran dos globos terráqueos de madera que reproducen la bóveda celeste y el globo terráqueo, obra del cartógrafo francés Robert de Vaugondy, donados por el rey de Francia. En la misma sala encontrarás también cuatro grandes frescos, elaborados por el pintor alemán Heinrich Friedrich Füger en 1782, que adornan las paredes. Representan temas de la mitología griega y su propósito era ensalzar la importancia de las artes y las ciencias.
Entre estas pinturas hay una en particular, La Escuela de Atenas, que causó revuelo en su momento porque parecía tener cierta afinidad con la masonería, una asociación secreta, dividida en logias, cuya finalidad era romper las barreras étnicas, religiosas y políticas, promoviendo la búsqueda de la verdad para crear un mundo mejor. La masonería estaba enfrentada con la iglesia, que la había tachado de movimiento herético.
Curiosidad: se dice incluso que la reina María Carolina era miembro de una logia masónica secreta, compuesta solo por mujeres. Además, su padre, Francisco Esteban de Lorena, era también miembro de una de las logias masónicas vienesas más importantes.