PALACIO DE LOS NORMANDOS Y CAPILLA PALATINA, Capilla Palatina 3
Ahora presta atención a la decoración. Cerca del púlpito verás el singular candelabro para el cirio pascual, hecho de mármol, de cuatro metros y medio de altura. Es una sensacional obra maestra siciliana del románico. El fuste, realizado en una sola pieza, está dividido en cinco pisos con escenas conectadas entre sí por hojas de acanto, talladas de abajo hacia arriba. En la base se puede ver un grupo de cuatro leones que atacan a hombres y animales, símbolos del poder del mal, mientras que la decoración con hojas de acanto alude al árbol de la salvación del Paraíso; las tres figuras de la parte superior, con los brazos levantados para sostener la base del gran cirio, están inspiradas en obras antiguas.
El Candelabro se utilizaba para sostener el cirio que se encendía por Pascua para conmemorar la columna de fuego que guio a los judíos a través del desierto del Sinaí durante el Éxodo.
El monumental púlpito, llamado ambón, es un símbolo del sepulcro vacío de Cristo resucitado. Desde aquí, en la noche de Pascua, el sacerdote lee el himno que cuenta la historia de la resurrección. El ambón está formado por dos paralelepípedos no alineados con valiosos parapetos de pórfido y mármoles embellecidos con mosaicos de colores. En el lado que da a la nave está sostenido por cuatro columnas que simbolizan a los cuatro evangelistas. Los dos atriles en los que se apoyan textos sagrados están sostenidos por un águila y un león, símbolos de los evangelistas Juan y Marcos.
Si levantas la vista, quedarás boquiabierto con el extraordinario techo de madera, uno de los conjuntos de pintura árabe más importantes de los que han llegado hasta nuestros días. Probablemente sea obra de artistas tunecinos, que ya habían construido los magníficos palacios de los emires durante la dominación árabe. A ellos se debe la estructura con las características decoraciones en forma de panal de abeja, mientras que la parte pictórica, ejecutada al temple sobre lienzos pegados a la madera, es obra de maestros persas. Los reyes normandos no reparaban en gastos cuando se trataba de obtener lo mejor de los artistas de la época.
La decoración, casi indistinguible desde abajo, representa animales reales e imaginarios, músicos, caballeros y escenas de banquetes vinculados a la corte, un hecho raro, ya que en el arte islámico tradicional está prohibido reproducir figuras humanas en lugares sagrados.
Curiosidad: en 2016, el Daily Telegraph incluyó esta magnífica iglesia en la lista de las 23 iglesias más bellas del mundo, ocupando el decimocuarto puesto.