MURALLAS MEDIEVALES, Presentación - Ai Voice

Las Murallas medievales de Pisa constituyen una de las fortificaciones urbanas más antiguas y mejor conservadas de Italia.
Su historia comienza a mediados del siglo XII, cuando Pisa era una poderosa República Marítima. Entre 1154 y 1156, la ciudad decidió dotarse de un nuevo recinto defensivo. Las obras avanzaron por etapas: en 1161 se completó el sector norte, y en 1186, el meridional. A finales del siglo XIII se incorporó también la Cittadella Vecchia, reforzando aún más el sistema defensivo.
Imagina el impacto: más de seis kilómetros de murallas con torres, caminos de ronda y puertas fortificadas, de más de diez metros de altura promedio. Si las observas de cerca, notarás que están formadas por un mosaico de piedras de diferentes colores: en la base, la piedra oscura y compacta del Monte Pisano; en la parte superior, calizas claras procedentes de canteras locales.
Además de proteger la ciudad, las murallas servían para controlar el tránsito de mercancías y personas a través de puertas situadas en puntos estratégicos, como la Porta del Parlascio, San Zeno, Calcesana y la Porta a Lucca —a las que en 1562 se añadió la Porta Nuova, construida en época medicea para acceder directamente a la Piazza dei Miracoli.
A pesar de los daños sufridos a lo largo de los siglos, especialmente durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, las murallas han sobrevivido casi intactas. Hoy se conservan unos cinco kilómetros continuos, restaurados y realzados con un evocador paseo panorámico inaugurado en 2018.
El recorrido ideal comienza precisamente en la Piazza dei Miracoli, junto a la Torre Santa Maria, donde se encuentran la taquilla y la escalera de acceso. Desde lo alto, la vista es impresionante: el Duomo, el Battistero y la Torre Pendente se alinean como en un escenario.
Siguiendo el recorrido, a la derecha se divisa desde arriba el Cementerio Judío, uno de los más antiguos de Italia, y poco después el perfil románico de la iglesia de San Zeno, en el corazón del barrio universitario.
Desde el Bastione del Parlascio se disfruta de una excelente panorámica del trazado de las murallas y, descendiendo un poco más adelante, se pueden visitar los Bagni di Nerone, las termas romanas del siglo I–II d.C.
Finalmente, el recorrido termina en la Torre di Legno, cerca de la Piazzetta del Rosso: desde allí puedes llegar fácilmente a los bulevares que bordean el Arno, perfectos para concluir la visita con un agradable paseo junto al río.

Curiosidad: imagina que las murallas de Pisa fueron de las primeras en Europa construidas completamente en piedra, cuando en muchas ciudades todavía se utilizaban empalizadas o terraplenes de madera.