TERMAS-REGIÓN VII, Termas-Región Vii

Pompeya, antes del terremoto del año 62 d. C., era una ciudad rica en agua, con al menos 40 fuentes públicas distribuidas aproximadamente cada 80 metros, varios emplazamientos termales públicos y privados, y numerosas domus y comercios abastecidos por el agua corriente del acueducto de Serino.

En Pompeya, aún hoy en día, en la Región VI se puede ver el Castellum Aquae, una estructura construida en el punto más alto de la ciudad, en cuyo interior había una pila para recoger el agua del acueducto, desde la que luego se conducía a fuentes, baños y usuarios privados.

Desgraciadamente, los daños en la red de agua causados por el terremoto sucedido hacía 17 años y el enjambre sísmico de las semanas anteriores a la erupción del Vesubio habían interrumpido el flujo de agua, por lo que los baños quedaron inutilizables. En Pompeya había nada menos que cinco termas públicas, tres de ellas situadas en la Región VII: las Termas Suburbanas, las Termas del Foro y las Termas Estabianas.

Las Termas Suburbanas son quizás las más bonitas de Pompeya por la riqueza de sus frescos y decoraciones, especialmente las del frigidarium.

Las Termas Estabianas son las más grandes y antiguas, datan del siglo III a. C. y su entrada da a un gran patio con pórtico y piscina.

En las Termas del Foro, en cambio, la sala que más destaca por su decoración es el tepidarium masculino, con un fino trabajo de estuco y figuras masculinas de terracota.

Como era costumbre en la época, todas estas estructuras tenían entradas y habitaciones separadas para hombres y mujeres. Durante tu visita, observarás que las habitaciones de los hombres eran a menudo más grandes y estaban mejor decoradas que las de las mujeres.

En las termas había un gimnasio para hacer ejercicio, una piscina, salas con agua fría, templada y caliente, denominadas frigidarium, tepidarium y calidarium, y podían hacerse masajes y lavados.

Curiosidad: la prostitución estaba muy extendida en época romana, como demuestra la presencia también en Pompeya de varios lupanares, lugares dedicados a esta actividad. Pero no todo el mundo sabe que este oficio también se practicaba ilegalmente en las termas, como demuestran nada menos que 16 pinturas de temática erótica encontradas en los vestuarios de las Termas Suburbanas.