BASÍLICA DE SAN APOLINAR NUEVO, Interior
Idioma: español
Al entrar, nos recibe una gran sala de tres naves divididas por dos filas de 12 columnas cuyos capiteles corintios sostienen elegantes arcos. Encima de estos hay frescos renacentistas que representan santos.
La decoración más llamativa se encuentra en los laterales de la nave central. Si das la espalda a la entrada y comienzas a observarla desde la parte más alta, a lo largo del lado derecho, podrás ver cómo se repiten parejas de palomas, intercaladas con imágenes que representan escenas de la Pasión y Resurrección de Cristo, así como parábolas y milagros relacionados con la vida de Jesús en el lado izquierdo.
Más abajo, a la altura de las ventanas, hay varias figuras de santos y profetas, todos vestidos de blanco.
Pero la parte más ancha, ubicada encima de los arcos, es la más interesante.
Te aconsejo que mires las dos paredes empezando por la parte de atrás de la iglesia.
En la pared situada a tu izquierda se puede apreciar, como primera escena, una vista del puerto de Classe y de la ciudad, con dos torres a la entrada del puerto y tres grandes barcos. Inmediatamente después se ve un cortejo de 22 santas vírgenes ricamente vestidas y enjoyadas, todas ellas con la cabeza cubierta por un largo velo blanco y portando una corona en la mano. Se dirigen hacia una Virgen en un trono, rodeada de ángeles, con el Niño Jesús en brazos. Las Vírgenes son precedidas por los tres Reyes Magos, que traen regalos a Nuestra Señora.
En la pared de la derecha, en cambio, el mosaico comienza con una representación del Palacio real de Teodorico, del que actualmente no queda nada, seguido de un cortejo de 26 santos mártires que se dirigen hacia Cristo Redentor, que está sentado en un trono y rodeado, como María, por cuatro ángeles.
Fíjate bien en esta fila de santos: todos menos dos van vestidos de blanco. El más cercano a Cristo es San Martín, que lleva un manto oscuro. La basílica fue dedicada a este santo en el año 561. En cambio, el cuarto de la fila, con una túnica dorada, es San Lorenzo.
Por último, mira hacia arriba y observa el espléndido artesonado que data del siglo XVII. ¿No es una auténtica maravilla?
