GALERÍA BORGHESE, Pinturas_De La Sala 9 A La Sala 20
La Galería Borghese es un ejemplo perfecto del coleccionismo barroco: las pinturas y las estatuas se colocan dentro de un marco de frescos, mármoles, mosaicos y decoraciones, que te transmiten no sólo una idea de fastuosidad, sino también y sobre todo una impresión de suave sensualidad, plena y rica. En todas las salas de este museo encontrarás cuadros o esculturas que hablan del amor. En algunos casos, es el amor enrarecido e intelectual que se expresa a través de los símbolos, como en el caso de la obra titulada Dama con el unicornio de Rafael; en otros casos, por el contrario, resulta muy evidente el tema erótico.
Así que sumérgete en esta galería de sensualidad, empezando por el cuadro titulado Dánae de Correggio, gran maestro parmesano de principios del siglo XVI. Es uno de los cuadros más eróticos de la historia: con un gesto explícito, y la ayuda de Amor que retira las sábanas, la joven recibe a Zeus, que la posee en forma de una lluvia de oro: cada curva de su suave cuerpo es una invitación al amor.
Esta obra maestra forma parte del ciclo de los "amores de Zeus", cuatro lienzos que Correggio pintó por encargo del duque de Mantua Vincenzo Gonzaga.
A Correggio le responde Tiziano con el cuadro titulado Amor sacro y amor profano. Dos jóvenes rubias, tan parecidas que parecen gemelas, están rodeadas de símbolos que celebran la belleza, la plenitud de los placeres y la unión física de los cuerpos. Es como un estremecimiento, la sensualidad se propaga de las muchachas a la naturaleza, agitando el paisaje: Tiziano, a los veinticinco años, te invita a hundir los dedos en la frescura de la carne, en el oro rojizo de los cabellos.
A las penas amorosas alude por su parte el cuadro titulado Venus de Lucas Cranach el Viejo, uno de los máximos pintores del Renacimiento alemán: la diosa señala sonriendo a su hijito Cupido, que se queja de las picaduras de las abejas. El cuadro te recuerda que las "picaduras" del amor pueden hacer mucho más daño que las de las abejas.
Pasando al siglo XVII, te recomiendo también el cuadro titulado la Cacería de Diana de Domenichino, obra maestra de lo femenino, con ninfas que se dan un baño desnudas en un estanque cristalino mostrando sus inmaduros cuerpos adolescentes.
Entre tantas obras sobre el amor, supone una excepción el cuadro titulado el Traslado de Cristo al sepulcro de Rafael, dramática obra maestra de 1507. Fue encargado por una noble de Perugia cuyo hijo había sido asesinado: la madre se identifica con María, desmayada por el dolor.
CURIOSIDAD: pero el máximo erotismo lo alcanza la famosa estatua de Paulina Borghese, de Canova. Originalmente el mármol tenía cera roja esparcida por encima y se mostraba a la luz de una antorcha sólo a unos pocos y selectos invitados.