IGLESIA DE SAN LUIS DE LOS FRANCESES, Caravaggio

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En espera de rehacer el primer cuadro del ciclo, que había sido rechazado por sus clientes, Caravaggio realiza en 1600 las pinturas laterales de la Capilla Contarelli, que constituyen un punto de inflexión en la historia del arte.

Comienza por el cuadro que se pintó en primer lugar, titulado El martirio de San Mateo; la escena tiene lugar en una iglesia, mientras el santo va a impartir el bautismo a algunos jóvenes, un hombre armado irrumpe en la misma para apuñalar al sacerdote durante la misa. Es una brutal ejecución, representada como un hecho de la crónica de sucesos: Caravaggio te pone ante el episodio "en directo", en el culmen del dramatismo. San Mateo, en el suelo, trata en vano de defenderse, mientras que el grito del asesino tiene su eco en el monaguillo que huye asustado. Caravaggio se muestra como un participante del evento, retrocediendo a la izquierda del asesino, en el papel del personaje con perilla, que asiste a la ejecución del santo. Este truco confiere un vivo realismo a la escena que se narra, que parece tener lugar en el presente, y no en un pasado lejano.

Pasa ahora al otro cuadro, titulado la Vocación de San Mateo. Caravaggio inmortaliza el momento en el que el cobrador de impuestos es invitado por Cristo a convertirse en su discípulo. Un haz de luz proyecta desde la derecha, sobre la pared descarnada, la dirección que debe seguir la mirada del espectador, partiendo del gesto de invitación de Cristo y terminando en el sorprendido Mateo, que apunta con el dedo a su pecho. Como ves, la luz domina la escena y la divide en dos registros: la penumbra inferior, poblada de personajes, y la parte superior, iluminada por el rayo de luz que entra por una ventana....

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