POLO REALE, Palacio Real Exterior

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¿Sabes por qué un soberano decide trasladar la capital de su reino de una ciudad a otra? ¡Por lo general porque quiere vivir allí! De hecho, Manuel Filiberto de Saboya dejó Chambéry a mediados del siglo XVI y decidió trasladarse a Turín. En un primer momento, se tuvo que adaptar a compartir su hogar con el obispo, en el palacio que está al lado de la Catedral, pero pronto decidió construirse una nueva residencia digna de su rango. Durante los siguientes tres siglos, el Palacio Real sufrirá continuas modificaciones, añadidos y reformas, en los que participarán los mejores arquitectos activos en Turín desde el siglo XVII al XIX. En su conjunto, el edificio tiene una estructura barroca, pero al visitarlo podrás identificar las diferentes etapas de su construcción.

Ten en cuenta que el Palacio Real se mantuvo como sede de la monarquía sólo hasta 1865, cuando los Saboya trasladaron la capital del reino primero a Florencia y por último a Roma. Después de perder las funciones de residencia, el edificio se utilizó como sede de oficinas, y algunas estancias históricas se abrieron al público. Posteriormente, cuando en 1946 Italia se convirtió en una República, el palacio tuvo un largo periodo de abandono, pero pronto se convirtió en un museo permanente.

La residencia real se asoma a una placita que está separada de la plaza Castello por una monumental cancela metálica. Obsérvala con atención, porque es una obra de arte de un arquitecto y pintor decimonónico muy apreciado por los Saboya. Sobre los pilares de la entrada puedes ver las magníficas estatuas de dos personajes mitológicos a caballo: son Cástor y Pólux, los hijos gemelos de Zeus....

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