GALERÍAS DE LA ACADEMIA, La Tormenta - Giorgione
La llamada "Tempestad" de Giorgione da Castelfranco, uno de los mayores genios de la pintura veneciana del siglo XVI, es también una de las obras maestras más misteriosas. No te pasará muy a menudo que te encuentres delante de un cuadro en el que incluso sea difícil averiguar cuál es el tema: los antiguos estudiosos tampoco sabían cómo definirlo, limitándose a hablar de "un paisaje con una gitana". Los análisis radiográficos, al revelar la presencia de otras figuras luego borradas por Giorgione, han aumentado aún más el misterio.
La escena fue pintada a principios del siglo XVI y se caracteriza por la viva presencia de la naturaleza: aunque en el cuadro puedes distinguir dos personajes, el paisaje no es de ninguna manera un simple fondo, sino que adquiere el papel de protagonista. Se trata de un caso muy raro en la pintura renacentista, lo que probablemente te haga pensar en un movimiento artístico que en realidad se desarrolló tres siglos más tarde: el impresionismo. La paciente e intensa formulación pictórica con ligerísimas capas de color superpuestas crea una atmósfera de gran emoción y de profunda inquietud.
Como te decía, pocas pinturas del Renacimiento han suscitado tantas discusiones entre los estudiosos para entender su significado. Las teorías más recientes ven en el joven vestido y en la mujer semidesnuda que amamanta a un bebé a Adán y Eva expulsados del Edén, pero más allá de las hipótesis, el elemento que se te queda grabado es el insólito paisaje tormentoso, desgarrado por un rayo al fondo. El fenómeno meteorológico participa en la acción: la tierra, el aire, la luz, los árboles y las casas forman un todo unitario, y la luz del relámpago acentúa la sensación de suspense y misterio.
CURIOSIDAD: la figura de Giorgione es enigmática, también por el reducido número de obras del pintor, que tuvo una muerte muy temprana durante la epidemia de peste de 1510. En tales casos, a los objetos pertenecientes a víctimas de la peste, incluidas las pinturas que quedaban en el taller, se les prendía fuego. Las de Giorgione se salvaron gracias a la intervención de algunos alumnos, entre los que estaba un joven Tiziano, que declararon que eran ellos los autores de los lienzos.