MURANO, Museo Del Cristal - Planta Noble
El poderoso edificio que tienes ante ti es de origen medieval, pero fue completamente reformado a finales del siglo XVII, cuando el obispo Marco Giustinian trasladó la sede del obispado desde la hermosa pero ahora casi abandonada Torcello a la más animada Murano. Puedes reconocer todavía algunos rastros de la decoración barroca en el techo con frescos del salón de la primera planta.
El museo existe desde más de un siglo y medio y es una mina de información sobre un arte, el del vidrio, que tiene más de dos mil años: trabajos de enorme finura, decoraciones ligeras y formas siempre nuevas. Ten en cuenta, no obstante, que las colecciones, en continua reorganización y expansión con obras de arte contemporáneo y de diseño, están distribuidas a lo largo de las salas de la planta baja y las dos superiores del gran edificio. Si tienes poco tiempo, céntrate en las salas dedicadas a los siglos XV y XVI, las más importantes y fascinantes, y echa un vistazo al sorprendente universo del vidrio del siglo XX.
Al principio encontrarás una sección arqueológica que presenta vidrios de producción romana, donde descubrirás que hace ya dos mil años los vidrieros habían alcanzado un nivel técnico asombroso. Te quedarás con la boca abierta frente a la modernidad de la decoración y elaboración de los cuencos con la técnica del mosaico de vidrio de varios colores llamados "millefiori".
Una vez que subas la escalera, la siguiente sala te lo explica todo sobre la tecnología del cristal de Murano, mostrando las diversas etapas de su elaboración. Desde aquí pasas al prestigioso Salón de Honor, dominado por tres grandes lámparas de vidrio soplado.
La sección medieval te presenta los fragmentos encontrados durante las excavaciones de la cercana basílica de Santa María y Donato, pero te llamará especialmente la atención la sección renacentista, donde quedarás literalmente deslumbrado por las obras cumbre de los antiguos maestros vidrieros de Murano.
Aquí te recomiendo en particular la copa matrimonial atribuida a Angelo Barovier, realizada en la segunda mitad del siglo XV en vidrio azul: la forma es bastante simple, pero la decoración es incomparable, con colores de fuego y oro y una guirnalda con escenas de felicitación en la cual se insertan los retratos de los esposos.
CURIOSIDAD: la Serenísima guardaba celosamente los secretos de un arte que desde la antigüedad la había hecho famosa en todo el mundo: tan celosamente que los maestros vidrieros estaban obligados a vivir en la isla, y no podían dejar Venecia sin un permiso especial.