PALACIO DUCAL, Puente De Los Suspiros
Venecia es inimitable, eso dicen. Pero en el fondo ha sido muy imitada. Piensa en cuántas ciudades han sido bautizadas como "la Venecia del norte". Hay incluso todo un país de Sudamérica, Venezuela, cuyo nombre significa "la pequeña Venecia". De todos los monumentos, el más "copiado" es el Puente de los Suspiros: basta una pasarela cubierta entre dos edificios, y ya está.
El Puente de los Suspiros original, que tienes delante, conecta la parte posterior del Palacio Ducal con las Prigioni Nuove, o Prisiones Nuevas. Fue construido con piedra de Istria a principios del siglo XVII por un arquitecto del Tesino, y es un bonito pasaje cubierto y cerrado, con techo redondeado y pequeñas ventanas en los laterales. Cerrado entre los edificios, lo puedes ver desde otros dos puentes: el puente della Paglia en la riva degli Schiavoni, y el de la Canonica en la parte posterior. Te sugiero este último, mucho menos atestado de turistas: ¡a veces es difícil incluso encontrar espacio para sacar una foto!
Después del incendio del Palacio Ducal, del que te he hablado en el archivo anterior, las salas de los juicios y las estancias penitenciarias se transfirieron a un edificio separado, diseñado por el mismo arquitecto del puente de Rialto. Si las miras desde la riva degli Schiavoni, las Prigioni Nuove parecen un elegante palacio patricio, pero las apariencias engañan...
Ahora haz una pausa y ve a las Prigioni Nuove.
Como te decía, el interior de las Prigioni Nuove es mucho más siniestro que lo que se ve desde fuera, con su sala de torturas, las estancias comunes y las salas de detención. Las pequeñas celdas son impresionantes, pero piensa que aquí los encarcelados estaban en mejor situación que cuando eran recluidos en el Palacio Ducal. Los "piombi" (plomos) eran estancias construidas bajo el revestimiento de placas metálicas del palacio, al rojo vivo en verano y gélidas en invierno; los "pozzi" (pozos), bajo el nivel del agua, eran celdas minúsculas y muy húmedas, cubiertas de paneles de madera y que casi parecían ataúdes. Se entiende por qué los prisioneros preferían claramente que los destinaran a "galeras", es decir, a remar en los barcos.
CURIOSIDAD: El Puente de los Suspiros se llamó así en el siglo XIX, pensando en los "suspiros" de los convictos que echaban una última mirada a la laguna antes de ser recluidos. Pero no te hagas ilusiones, se trata sólo de una idea romántica: en realidad, desde las ventanitas del interior del Puente de los Suspiros, cerradas por rejas gruesas, no se ve casi nada.