SAN ZANIPOLO, Interior

Lo primero que te sorprende nada más entrar es el dinamismo vertical del interior, particularmente evidente en la zona del altar mayor, inundado de una luz muy pura gracias a un doble orden de siete ventanas góticas de doble arco. Todo en esta iglesia es sutil y tiende a la elevación, empezando por las altísimas columnas que soportan las bóvedas góticas; entre una columna y otra, sin embargo, los tirantes de madera garantizan la estabilidad de la gran iglesia sobre el inestable terreno de la laguna de Venecia.

En comparación con la basílica contemporánea y "rival" de Santa María Gloriosa dei Frari, inspirada por la espiritualidad y por la sencillez y pobreza franciscanas, aquí te asombran la solemnidad y el esplendor: piensa que hay unas 150 tumbas en el suelo y ¡52 grandiosos monumentos funerarios en las paredes!

Ten presente que el gran número de tumbas tiene un significado especial, ya que los dominicos se financiaban asegurando a las familias ricas la posibilidad de ser enterrados en esta prestigiosa basílica a cambio de sustanciosas donaciones. Así fue como, con el paso de los siglos, la iglesia pasó a ser uno de los lugares de enterramiento más apreciados por las poderosas familias patricias.

Por cierto, te recomiendo especialmente uno de los monumentos funerarios más llamativos, el del dux Pietro Mocenigo, que encontrarás en la fachada interior de la nave derecha. Es una obra maestra del siglo XV del escultor y arquitecto Pietro Lombardo, originario del Tesino, cuyo taller familiar estaba especializado en grandes monumentos funerarios. Esta tumba abovedada, rica en imponentes esculturas, es innovadora también por la posición del difunto, representado de pie en lugar de tumbado, y con la armadura puesta, signo de sus virtudes militares. Con él comenzó el dominio de la Serenísima en la isla de Chipre: en un bajorrelieve puedes ver la entrega de las llaves de Famagusta a la noble veneciana Caterina Cornaro, que se casaría con el rey de Chipre.

CURIOSIDAD: la célebre fortaleza de Famagusta, en Chipre, está vinculada a la trágica historia del protagonista de otra sepultura, la del condotiero Marcantonio Bragadin, que encontrarás en la nave derecha después del primer altar. Cuando los turcos asediaron y conquistaron Famagusta, Bragadin fue capturado y sufrió un suplicio atroz: fue desollado vivo y su piel rellena de paja fue expuesta públicamente para escarnio de los vencedores.