SCUOLA GRANDE DI SAN ROCCO, Salón Bajo

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Has vuelto a la planta baja, justo debajo del salón superior, a una sala sustentada por columnas esbeltas, que resulta hermosa pero poco luminosa.

Aquí, casi veinte años después de que lo hiciera por primera vez, Tintoretto vuelve a trabajar en la Scuola di San Rocco, para pintar ocho grandes lienzos. El maestro había llegado ya a los setenta: la tormenta de luces, acciones y perspectivas que animaba las escenas del Salón Mayor se ha aplacado: su actitud es más contemplativa y su espiritualidad más tranquila y poética, lo que se refleja en un sentimiento nuevo hacia el paisaje.

Lo notarás sobre todo al contemplar la obra llamada la Huida a Egipto. Aquí la sensibilidad de Tintoretto hacia un tipo de devoción sencilla y popular alcanza tonos de gran poesía. Los elementos naturales, como árboles, agua, animales y nubes, acariciados por una luz radiante y vibrante, parecen asumir una intensidad interior, casi un alma propia.

Esta novedad en la relación entre personajes y naturaleza la puedes apreciar en dos lienzos estrechos y alargados que muestran a la Magdalena y a María Egipcíaca, dos jóvenes santas inmersas en el paisaje. En los dos grandes paisajes naturales representados a la hora del atardecer, las santas están solas, pensativas. Una luz poética anima las hojas movidas por el viento, los reflejos del agua, los horizontes que se desvanecen: es la misma luz misteriosa que protege su fascinante serenidad....

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