MUSEO VAN GOGH, Autorretratos
Entre 1885 y 1889 Vincent van Gogh pintó más de 43 autorretratos que resumen su breve y dolorosa vida, realizados sobre todo cuando su malestar interior era más fuerte.
Estos lienzos están influenciadas por los principales acontecimientos de su vida, sus años en Nuenen terminaron de forma dramática: su padre murió de un infarto después de una violenta disputa entre ambos, y el párroco del pueblo lo acusó de haber violado a una joven que había posado para él como modelo.
En 1886 se mudó a París, donde su hermano Theo dirigía una galería de arte y comenzó el último periodo de su corta vida, marcado por una frenética producción artística.
Autorretrato con sombrero de fieltro gris, una de sus obras más famosas, pertenece a este periodo de estancia en París. Su luminosidad y su compostura están influenciadas por la cultura de la ciudad.
En París, capital del arte en el siglo XIX, Van Gogh entró en contacto con los impresionistas y tuvo como compañero de estudios a Toulouse Lautrec. Su forma expresiva cambió radicalmente: la oscuridad del período Nuenen dio paso a una pintura mucho más ligera y luminosa.
Pero Van Gogh no abandonó el realismo; de hecho, le escribió a su hermana: «Busco un parecido más profundo del que alcanza el fotógrafo», y sus autorretratos confirman sus intenciones. Como ves, son muy penetrantes y reflejan sus diferentes estados de ánimo, así como su condición física.
En algunos, el artista aparece desaliñado, con la barba descuidada, ojos hundidos, sin dientes. En cambio, en otros autorretratos, el artista tiene un aspecto casi elegante. Notarás que en algunos cuadros se retrató pelirrojo, mientras que en otros el cabello es color ceniza. Los autorretratos que realizó después de diciembre de 1888, pintados cuando ya estaba muy enfermo, evidencian la palidez de su piel, mientras que los últimos, realizados en Saint-Rémy, donde, en un momento de locura se cortó una oreja, muestran vendas o la cabeza vuelta hacia el lado derecho, para ocultar la herida. También te darás cuenta de que rara vez se retrató como pintor.
Curiosidad: el famoso Autorretrato sin barba, de 1889, es uno de los cuadros más caros de todos los tiempos. En 1998 se vendió en Nueva York por más de 71,5 millones de dólares.