SOANE MUSEUM, Hogarth Segunda Parte
¿Quieres saber cómo continúa la Vida de un libertino contada con las imágenes de William Hogarth? Sumérgete en el segundo episodio, titulado El despertar.
Con la herencia paterna Tom se ha convertido en un caballero "en ascenso". En este lienzo, que es quizás el más divertido, puedes ver desfilar a un grupo de personajes hilarantes, mientras al fondo otros esperan su turno. El maestro de música, con aire inspirado, toca en el clavecín una nueva obra, mientras el viejo maestro de esgrima muestra la posición "en guardia", bajo la mirada perpleja de un luchador con palos. El afeminado maestro de baile avanza de puntillas, sosteniendo en la mano un pequeño violín de prácticas. Detrás puedes entrever a un arquitecto de jardines que ilustra un proyecto de parque a la inglesa para la finca de Tom.
El libertino, con el gorro de dormir todavía en la cabeza, sostiene en la mano la carta de recomendación de un rufián que se ofrece como guardaespaldas. También hay un cuidador de perros de caza que sopla un cuerno y un jinete, de rodillas, que sostiene una copa más grande que él. Como comprenderás, la herencia de Tom tiene los días contados.
Pasa ahora al tercer episodio, titulado La taberna: el libertino, de regreso de una pelea, está desparramado a la derecha, al lado de una mesa redonda. Junto a él, dos prostitutas le roban el reloj. El ambiente es sórdido: una mujer quema el mapa que está colgado al lado de unos envejecidos retratos de emperadores romanos, y una pareja coquetea mientras otras prostitutas beben, escupen y bromean. Una se está desnudando mientras una cantante embarazada se exhibe acompañada por un arpista y un trompetista.
Pasa ahora al cuarto episodio, titulado La detención: con el telón de fondo del palacio de Saint James, la residencia real, dos oficiales arrestan a Tom por deudas tras desmontar su silla de manos. En la confusión, un niño le roba el bastón, mientras un farolero le vierte encima el aceite del alumbrado público. Sarah trata en vano de intervenir.
Pasa ahora a la quinta entrega: El matrimonio. Para encarrilar su vida, Tom Rakewell decide contraer un matrimonio de conveniencia. En el interior de la destartalada iglesia de St. Marylebone, ante un cura decrépito y un sacristán, nuestro libertino pone el anillo en el dedo de una vieja tuerta emperifollada, mientras le echa un vistazo a la joven y hermosa doncella. Observa, al fondo, a Sarah y su madre tratando de impedir la ceremonia, aunque son repelidas por la enfurecida portera.
CURIOSIDAD: en la escena del matrimonio puedes ver a dos perritos que imitan la ceremonia: uno es Trump, el amado carlino de Hogarth, al que retrató en varias ocasiones.