PALACIO DE CHARLOTTENBURG, Palacio Interior
El cuerpo principal de esta espléndida residencia se conoce como Altes Schloss, «castillo antiguo», lo que indica que se trata del primer núcleo del complejo.
La visita empieza en las lujosas salas de la planta baja, donde se encuentran los apartamentos reales. Están decorados con increíbles estucos y preciosas telas brocadas, que recuerdan así el lujo con el que vivían los miembros de la familia Hohenzollern. En concreto, te recomiendo el dormitorio de Federico I, que incluye un cuarto de baño decorado con magníficos muebles lacados.
Tampoco te pierdas el Gabinete de Porcelana, con sus más de 3.000 ejemplares provenientes de China y Japón, y la capilla, obra del arquitecto Johann Friedrich Eosander von Göthe, con sus espectaculares arcos y el techo decorado con frescos.
Si subes por la escalera principal, llegarás a la primera planta, donde podrás admirar la amplia colección de objetos de plata de la familia real, en concreto el servicio de mesa del príncipe heredero, una obra maestra de la orfebrería alemana.
El ala izquierda te conduce a través de la Grosse Orangerie, donde hoy en día tienen lugar conciertos y eventos, hasta el teatro de estilo neoclásico, de tres plantas, en el que podrás disfrutar de exposiciones temporales.
El ala derecha constituye la Neue Flügel, el ala nueva, diseñada en los años cuarenta del siglo XVIII por Georg Wenzeslaus Knobelsdorff.
También merece una visita la Weisser Saal, el comedor, también llamada «sala blanca» por el color predominante, que la hace parecer un caramelo confitado. Se usaba como comedor y también como salón del trono de Federico II el Grande.
Quedarás fascinado por la abundancia de oros, estucos y espejos de la Goldene Galerie, una galería de 42 metros de largo que se usaba para bailes y ceremonias. También te sorprenderá el apartamento privado de la reina Luisa, la esposa del soberano Federico Guillermo III, con el magnífico dormitorio que Karl Friedrich Schinkel diseñó en 1810.
Curiosidad: el esplendor de las salas y decoraciones restauradas o reconstruidas se une al encanto de los cuadros originales del segundo apartamento de Federico II. Aquí se exponen algunos cuadros de época. En especial, Peregrinación a la isla de Citera, de Antoine Watteau, en el que el famoso artista francés retrata a un grupo de personas que están de celebración, preparadas para dirigirse a la isla natal de la diosa Afrodita, diosa del amor.