RECINTO MODERNISTA DE SANT PAU, Pabellón De La Administración - Ai Voice
Idioma: español
Frente a ti se alza el corazón del Recinto Modernista de Sant Pau:
el Pabellón de la Administración, una obra maestra de arquitectura y arte decorativo que daba la bienvenida a los visitantes.
Lluís Domènech i Montaner diseñó este edificio como una auténtica puerta monumental.
Su fachada principal, ricamente decorada, no fue concebida solo como una entrada funcional, sino como una declaración de valores morales y espirituales: la caridad, la ciencia y la esperanza que guiaban la misión del hospital.
Aquí, la arquitectura se convierte en un lenguaje simbólico, donde cada elemento decorativo narra parte del proyecto.
Construido entre 1902 y 1912, el pabellón combina con elegancia ladrillo visto, cerámica policromada, piedra tallada y vidrieras de colores.
El resultado es una fachada luminosa y llena de vida.
Las formas curvas típicas del Modernismo se entrelazan con motivos góticos reinterpretados, creando un equilibrio perfecto entre tradición e innovación.
En el centro de la fachada destaca el gran arco de entrada, coronado por el escudo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, flanqueado por decoraciones florales y símbolos religiosos.
Encima, los mosaicos representan a San Jorge, patrón de Cataluña, junto a otras figuras alegóricas que celebran la fe, la ciencia y la compasión.
Entre los autores de la decoración escultórica destacan dos grandes artistas del Modernismo catalán:
– Eusebi Arnau, autor de figuras alegóricas y relieves simbólicos;
– Pau Gargallo, joven escultor que más tarde colaboraría con Picasso.
Arnau aportó un estilo refinado e idealista, con rostros serenos y pliegues elegantes, mientras que Gargallo añadió dinamismo y realismo, anticipando su evolución hacia el lenguaje cubista.
Juntos, dieron al pabellón una dimensión casi teatral, donde cada detalle cumple una función narrativa.
Dominando todo el conjunto se eleva la torre del reloj, que alcanza los 62 metros de altura.
Su aguja octogonal, decorada con cerámicas doradas y cruces de hierro forjado, recuerda a los campanarios góticos, aunque con la ligereza típica del Modernismo.
En su interior, el pabellón albergaba originalmente las oficinas administrativas y la dirección del hospital.
Los espacios estaban decorados con frescos, estucos y vidrieras, reflejando la misma atención estética dedicada a los pabellones de los pacientes —porque, para Domènech, cualquier tarea debía desarrollarse en un entorno de belleza y dignidad humana—.
Hoy, tras una cuidadosa restauración, el Pabellón de la Administración se ha convertido en el centro de visitantes del Recinto Modernista.
Aquí se encuentran la taquilla, las salas introductorias y una exposición dedicada a la historia del conjunto y de su arquitecto. Al entrar, se pueden admirar de cerca las magníficas bóvedas de crucería, los mosaicos originales y la luz de colores que atraviesa las vidrieras: una experiencia que resume a la perfección el espíritu del lugar.
Curiosidad: con sus 62 metros de altura, la torre del reloj convierte al Pabellón de la Administración en uno de los puntos más elevados de todo el recinto. Antiguamente, su campana marcaba las horas para todo el hospital.