BASÍLICA DE SANTA CLARA, Interior
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Idioma: español
Como en la mayoría de las iglesias franciscanas, diseñadas para acoger a muchos fieles, el interior de Santa Clara es simple y tiene una sola nave, estrecha y alta. Así, los presentes podían escuchar mejor las palabras de los frailes.
Dirígete a la capilla de San Jorge, donde se encuentra el Crucifijo que le habló a San Francisco en la pequeña iglesia de San Damián. El santo estaba inmerso en la oración cuando escuchó una voz que decía: «Francisco, ¿no ves que mi casa se está derrumbando? Ve y repárala». Al principio, Francisco pensó que se refería a la antiquísima iglesia de la Porciúncula, y se puso a repararla de inmediato. Más tarde, comprendió que el mensaje era mucho más profundo y debía renovar la verdadera casa de Jesús: la Iglesia. Así, Francisco volvió a proponer los verdaderos valores espirituales a la Iglesia de la época, comprometida en la lucha política.
Mira el Cristo. Está crucificado pero de pie, vivo y con los ojos abiertos, lo que significa que ha vencido a la muerte. A su derecha puedes ver a María y San Juan. Como el resto de personajes que rodean la cruz, no parecen tristes, sino casi sonrientes porque participan en lo que para el cristianismo es el evento más importante de la historia de la humanidad.
Colgado sobre el altar destaca otro gran Crucifijo. Pero esta vez, Cristo se representa muerto, con el cuerpo dramáticamente arqueado. Se realizó en el siglo XIII, dos siglos después del Crucifijo de San Damián, cuando los pintores comenzaron a enfatizar la dimensión humana de la muerte y del dolor. Es obra de un maestro desconocido llamado el Maestro de Santa Clara....