AMALFI, Catedral Historia Y Exterior
La extraordinaria belleza de la Catedral de Amalfi, que lleva el nombre de San Andrés, es el resultado de numerosas transformaciones arquitectónicas que han tenido lugar a lo largo de un milenio.
Su historia se remonta al siglo X, cuando se construyó una nueva basílica junto a la ya existente, dedicada al Crucifijo. Con el tiempo, las dos estructuras se fusionaron para formar la Catedral, que también incluye una cripta inferior, un espléndido campanario y el Claustro del Paraíso, construido tras la demolición de una de las naves del núcleo más antiguo.
El acceso a la catedral se realiza a través de un imponente tramo de 62 escalones que conducen a una extraordinaria fachada policromada adornada con un magnífico atrio. El aspecto exterior del complejo es el resultado de una importante renovación de la fachada llevada a cabo en la segunda mitad del siglo XIX y de una restauración adicional en el siglo XX.
Uno de los detalles más llamativos es la puerta de bronce. Fundida en Constantinopla, está adornada con figuras sagradas como Cristo, la Virgen, San Pedro y San Andrés.
El atrio de la Catedral conecta el campanario, el Claustro del Paraíso y la Basílica del Crucifijo.
Echa un vistazo al campanario, construido entre 1108 y 1276. ¡Es increíblemente bonito! Está decorado con ajimeces y tríforas de estilo románico, adornadas con columnas y capiteles clásicos que crean una estructura de estilo morisco que recuerda el arte islámico, con arcos entrelazados de mayólica policromada.
Te aconsejo visitar también el Claustro del Paraíso, unido al palacio arzobispal. Fue construido en 1266 por voluntad del arzobispo Filippo Augustariccio como cementerio para los ciudadanos más ilustres de la ciudad, a los que se dedicaron seis capillas. Actualmente solo quedan cinco sarcófagos importantes, decorados con escenas de la mitología griega y romana.
Curiosidad: las reliquias de San Andrés, conservadas en la Catedral, tienen una turbulenta historia. El apóstol, que murió en Patras en el año 60 d. C., fue enterrado inicialmente en Constantinopla y, posteriormente, en 1208, sus restos fueron trasladados a Amalfi por el cardenal Pietro Capuano. Dos siglos más tarde, su cabeza fue llevada a Roma y no fue hasta 1964 que parte de ella fue devuelta a Patras. ¡Toda una odisea!