SANTA CROCE, Giotto

Audio Guide length: 3.01
español Idioma: español
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA


Si deseas contemplar una revisión exhaustiva de la pintura florentina del siglo XIV te bastará con visitar las capillas que están al fondo de la basílica, que conservan frescos, retablos y esculturas funerarias de enorme calidad, gracias al mecenazgo, pero también a la rivalidad entre las grandes familias de la ciudad, que querían poseer siempre las obras más bellas.

Te sugiero que comiences por los frescos de la bóveda central, detrás del altar mayor, que representan las complicadas y legendarias historias de la madera de la cruz de Cristo, a la que está dedicada la basílica.

Aunque la conservación de los frescos no es perfecta, no puedes dejar de ver también la capilla Bardi y la capilla Peruzzi, que eran dos familias de ricos banqueros del siglo XIV. En ambas puedes sumergirte en los maravillosos frescos de Giotto, artista fundamental para el desarrollo del arte italiano y europeo a principios del siglo XIV.

En un clima de religiosidad franciscana, que invitaba a vivir con sencillez, amando la naturaleza e imaginando las escenas de la vida de Jesús y los santos como si ocurriesen en el presente, Giotto abandona la tradición medieval y pinta figuras, edificios y escenas que reflejan directamente la realidad de su tiempo. Los frescos de Santa Croce han sido un modelo fundamental para la historia de la pintura florentina, y los máximos artistas toscanos, como Masaccio y Miguel Ángel, practicaron copiándolos, fascinados por la poderosa corporeidad de los personajes.

En la capilla Bardi puedes admirar las historias del evangelista Juan; en la capilla Peruzzi, los momentos esenciales de la vida de San Francisco. Ambos ciclos pictóricos, realizados por Giotto en su última etapa, la más madura y refinada de su vida, se encuentran entre las mayores obras maestras de la pintura europea del siglo XIV. Por desgracia, como observarás, las obras están dañadas por recubrimientos de cal y restauraciones mal ejecutadas.

Si tienes más ganas de Giotto, debes saber que la pintura que se encuentra sobre el altar de la capilla Baroncelli también es suya, aunque los frescos son obra totalmente de su pupilo Taddeo Gaddi.

Al final de la iglesia podrás encontrar una refinada portada y un pasillo con hermosas puertas talladas que te llevan a la gran sacristía del siglo XIV, también revestida con frescos de la época. En la contigua capilla Rinuccini puedes ver escenas, realistas y bien conservadas, de la vida de María y de Magdalena, obra del lombardo Giovanni da Milano.

 

CURIOSIDAD: la maestría de Giotto ha dado lugar a muchas historias, te contaré una: cuando era joven, siendo discípulo de Cimabue, pintó una mosca en la nariz de una figura del maestro. Cimabue no se dio cuenta de que estaba pintada, ¡y trató en vano de ahuyentar a la maleducada mosca!

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