MERCADO AMEYA YOKOCHO, Mercado Ameya Yokocho
Hola, soy Patricia, tu guía personal, y junto a MyWoWo te damos la bienvenida a una de las maravillas del mundo: Ameya-Yokocho.
La larga calle Ameya-Yokocho, en el barrio de Taito es una de las calles comerciales más conocidas y populares de Tokio. Cuenta con 400 tiendas de todo tipo y recibe unos 100.000 visitantes al día. Si quieres experimentar en tu propia piel la locura de las compras, Ameya-Yokocho es de visita obligada.
El nombre oficial es Ameyoko Shopping Federation Association, pero la calle se llama comúnmente Ameyoko. Hay dos teorías sobre la etimología del nombre Ameya. Una es que deriva de «tienda de golosinas» ya que, en el primer período de la posguerra, cuando el azúcar era difícil de encontrar en Japón, en esta calle abundaban las tiendas de golosinas. La segunda es que Ameya se refiere a América porque, durante la posguerra, aquí se vendían los bienes de contrabando del ejército estadounidense.
Originalmente se trataba de una zona residencial, que se evacuó durante la Segunda Guerra Mundial por la amenaza de los bombardeos debido a la presencia de una importante estación de ferrocarril. De hecho, casi fue arrasada casi por completo y luego se llenó de numerosos puestos al aire libre dedicados al mercado negro.
Con los años, sin embargo, se construyeron los edificios comerciales que ahora la caracterizan. Actualmente, en Ameyoko hay tiendas de pescado, mariscos, ropa, flores, frutas, joyas y, a diferencia de otros mercados, aquí los productos suelen ser más baratos y se puede regatear.
Mientras que los objetos de valor tienen un precio fijo y controlado, si el precio del atún se anuncia con voz trabucada, significa que es negociable. Recuerda que por la noche es más fácil obtener descuentos en productos frescos.
Me despido con una curiosidad: el mercado cambia completamente durante el período de Año Nuevo. Hasta 500.000 personas llegan cada día desde cualquier lugar de Japón con motivo de las fiestas para comprar comida, que es diez veces más cara. Muchas de las tiendas de ropa o de cualquier otro tipo cierran y alquilan el espacio a vendedores de alimentos. La colorida calle está tan llena que se tarda decenas de minutos en recorrerla.