CASA DE LOS CUPIDOS DORADOS-REGIÓN VI, Casa De Los Cupidos Dorados-Región Vi - Ai Voice
Idioma: español
La Casa de los Amorinos Dorados es una de las residencias más refinadas de Pompeya y ofrece un ejemplo excepcional del lujo doméstico en el siglo I d. C.
El corazón de la Casa de los Amorinos Dorados es un peristilo de tipo rodio, es decir, un jardín interior rodeado de columnas por todos sus lados, aunque el lado norte es más alto que los demás y está coronado por un pequeño frontón triangular.
Desde allí se abría el gran salón de representación, una estancia destinada a recibir a los invitados más importantes, decorada con pinturas mitológicas de refinada calidad y con un suelo de mosaico adornado con un rosetón central.
El peristilo no era solo un espacio escenográfico: también albergaba dos lugares de culto. Por un lado, el larario, un pequeño santuario dedicado al culto de los Lares, divinidades protectoras de la familia y del hogar; y por otro, un pequeño santuario de estilo egiptizante, con imágenes relacionadas con el culto de la diosa Isis. Entre ellas se representan a la propia Isis, Serapis, Harpócrates y Anubis, reconocible por su cabeza de chacal. La presencia de estas figuras demuestra hasta qué punto la religión egipcia estaba difundida en Pompeya en el siglo I d.C.
El jardín también funcionaba como una especie de colección de arte privada, con relieves y esculturas, algunas de ellas originales griegas.
Debes saber que el nombre de la casa proviene de la decoración particular de una pequeña habitación del pórtico, cuyas paredes estaban adornadas con discos de vidrio grabados con amorcillos y decorados con láminas de oro. Estos “amorinos dorados” daban al cubiculum un aspecto precioso y único. Lamentablemente, muchos se perdieron, en parte por los bombardeos de 1943 que dañaron parte de la casa.
Los estudiosos creen que la residencia perteneció a Gneo Poppeo Hábito, posiblemente emparentado con Popea Sabina, esposa del emperador Nerón. Esta hipótesis se basa en el hallazgo de grafitis con su nombre y de un anillo-sello.
Desde el punto de vista arquitectónico, la Casa de los Amorinos Dorados ilustra bien la evolución de la domus romana: el atrio de entrada, con su estanque para recoger el agua de lluvia, pierde protagonismo en favor del peristilo, que se convierte en el verdadero centro de la vida doméstica y social. Aquí se concentraban las decoraciones más ricas y era el lugar donde se recibía a los invitados para impresionarlos con la belleza de las pinturas, las esculturas y los jardines.
Curiosidad: los amorcillos, representados a menudo como pequeños cupidos alados, eran símbolos de amor, juego y vitalidad. En Pompeya aparecen con frecuencia en frescos y mosaicos de las casas más ricas, ya que evocaban tanto la elegancia de la mitología grecorromana como un deseo de alegría y prosperidad para la familia que habitaba la domus.