VILLA IMPERIAL-REGIÓN VIII, Introducción - Ai Voice
Idioma: español
La Villa Imperial, situada justo fuera de las murallas, cerca de la Puerta Marina, es una de las residencias más fascinantes de la antigua ciudad.
Su nombre es moderno y no se debe a una pertenencia real a miembros de la familia imperial; fue elegido principalmente para subrayar su magnificencia y carácter prestigioso.
Su construcción data de la última década del siglo I a.C., en plena época de Augusto, probablemente como villa residencial de una familia muy acomodada. El edificio se alzaba en una posición panorámica, con vistas al mar y al golfo de Nápoles, un lugar ideal para impresionar a invitados y amigos durante banquetes y recepciones.
La villa vivió distintas fases: en el año 62 d.C., el violento terremoto que sacudió Pompeya causó graves daños en la estructura. Posteriormente se emprendieron obras de restauración, pero pocos años después fue adquirida por el Estado por orden del prefecto imperial Tito Suedio Clemente. En esa etapa se amplió la terraza del Templo de Venus, lo que implicó la demolición del piso superior de la villa. Desde entonces, parte de los espacios se transformaron en almacenes y depósitos.
Tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., la Villa Imperial quedó cubierta por las cenizas y permaneció oculta durante siglos. Su primera redescubierta tuvo lugar en época borbónica, cuando algunos ambientes fueron explorados y, lamentablemente, despojados de sus muebles y pavimentos valiosos. Posteriormente, la villa fue nuevamente enterrada por motivos de seguridad.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos sobre Pompeya dañaron el área, y fue en ese contexto cuando volvieron a salir a la luz partes de la villa, despertando el interés de los arqueólogos. Las excavaciones comenzaron en 1947, dirigidas por Amedeo Maiuri, y permitieron documentar los principales ambientes, sus decoraciones y la organización arquitectónica.
En las últimas décadas, importantes campañas de restauración han permitido recuperar el brillo de las pinturas murales y hacer nuevamente accesible el sitio. Hoy la Villa Imperial representa una parada fundamental para comprender la transformación del arte pompeyano entre el tercer y el cuarto estilo pictórico, y para sumergirse en la atmósfera refinada de una residencia de lujo frente al mar.
Curiosidad: el redescubrimiento de la Villa Imperial en 1947 lleva la firma de Amedeo Maiuri, uno de los más grandes arqueólogos italianos del siglo XX. Superintendente de las excavaciones de Pompeya durante más de treinta años, fue él quien revolucionó la forma de interpretar la antigua ciudad. Gracias a su visión, Pompeya dejó de ser solo un “museo de ruinas” para convertirse en un lugar vivo, que debía comprenderse y experimentarse.